|
Hotel La Encina Centenaria |
NUESTRA ENCINA
“Ya sé, encinas
campesinas,
que os pintaron, con lebreles,
elegantes y corceles,
los más egregios pinceles”.
Antonio
Machado
La encina ha
acompañado desde sus comienzos la historia andaluza, penetrando en sus mitos,
sus culturas, colaborando primero a la subsistencia de la población y
posteriormente al desarrollo de formas económicas cada vez más complejas.
Estrabón, al hablar
de los pueblos de la Península Ibérica, nos dice que éstos se nutrían la mayor
parte del año de bellotas, las cuales, después de secas y trituradas, se molían
para hacer un pan que podía guardarse largo tiempo.
En el discurso que
dirige Don Quijote a los cabreros les dice que “comer bellotas es símbolo de la
edad de oro”. La importancia del fruto de la encina como recurso económico, así
como la robustez y longevidad, hizo de la encina un árbol mitológico; para los
antiguos griegos, Zeus, el dios de los dioses, tenía una encina como vivienda
cuando bajaba a la tierra.
Posiblemente, en
tiempos muy pretéritos, la encina poblara más o menos uniformemente toda
Andalucía excepto algunas zonas costeras y cumbres penibéticas. En la
actualidad la encina ocupa más de 850.000 hectáreas en Andalucía, casi la
tercera parte del encinar español.
Su indiferencia a
las condiciones edafológicas y su rusticidad le permite vivir en casi cualquier
tipo de terreno, excepto los muy salinos o yesosos, resistiendo fuertes sequías
prolongadas. Se extiende desde el nivel del mar hasta los 2.000 metros de
altitud en Sierra Nevada. Su óptimo se encuentra entre los 300 y los 700
metros, donde viven los mejores encinares para producción de frutos. La
encontramos desde la Sierra de Alhamilla en Almería con poco más de 300
milímetros de lluvia, hasta la sierra hiperhúmeda de Cádiz con más de 2.000 milímetros.
Los pequeños
bosquetes de encinas o árboles aislados, intercalados entre los cultivos, están
desapareciendo debido a la mecanización e intensificación de la agricultura
como consecuencia de una mentalidad productivista. Pero existen formas de degradación
aún más intensas: la sustitución del encinar por otras especies en todo ajenas
a la evolución serial de la vegetación. Es el caso de las repoblaciones de
eucaliptos, llevadas a cabo durante los últimos años, que se hicieron en el
área potencial del encinar.
Como beneficios
directos, la encina produce fundamentalmente leña, frutos, madera y mejora de
pastos. La montanera ha experimentado un auge creciente, después de varios años
de depresión económica.
Aparte de estos
beneficios más o menos cuantificables, la encina tiene una importancia
fundamental por su papel ecológico y sus beneficios indirectos: mejora los
suelos, constituye uno de los pilares fundamentales del ecosistema mediterráneo
y alberga una de las comunidades faunísticas más variadas de Europa.
La potenciación de
los distintos sectores productivos del encinar mediante mejoras genéticas para
producción de fruto, selección de los árboles productores de semilla, injerto
de variedades selectas, mejoras en la comercialización de leña y carbón vegetal
y desarrollo de otros productos como licor de bellota o el aceite del mismo
fruto, al parecer de excelente calidad, tendrá una incidencia favorable en la
conservación y mejora de los encinares.
Olvidada, cuando no
despreciada, por la política forestal de estos últimos años, la encina puede
recuperar ahora el papel que le corresponde dentro del contexto mediterráneo. Y
como dijo
“Bajo
tu casta sombra,
encina
vieja,
quiero
sondar la fuente de mi vida
y
sacar de los fangos de mi sombra
las
esmeraldas líricas”.
Federico García Lorca
Propiedades de la
Corteza de Encina
Beneficios para la
salud de la Corteza de Encina usada como medicina natural para tratar variadas
afecciones.
La Encina es un árbol popular cuya corteza
posee varias propiedades medicinales, siendo su infusión utilizada por la
medicina natural para tratar problemas de piel, hemorroides, afecciones en la
boca y garganta y más aún.
La Encina es un
árbol que crece de manera natural en la mayoría de los países bañados por el
mar mediterráneo. Sus frutos, llamados bellotas al igual que los frutos del
roble, se han empleado tradicionalmente para alimentar al ganado.
Propiedades
Medicinales de la Encina
Las propiedades
medicinales de la encina son conocidas desde hace siglos por los pueblos donde
estos árboles suelen estar presentes. La encina es muy rica en taninos, de
propiedades astringentes, y de ahí su uso en remedios caseros para el
tratamiento del acné y de la dermatitis seborreica.
Los beneficios de
la encina en el tratamiento de afecciones cutáneas van más allá, gracias a su
acción antiséptica. Por ello se emplean en el caso de hemorroides externas,
para hacer baños de asiento, también si existe prurito vaginal y no es debido a
una infección por hongos, o para aliviar las molestias asociadas a los
sabañones.
Para finalizar, la
encina favorece la coagulación de la sangre mediante su aplicación local, y por
ello puede ser de utilidad cuando se produce una pequeña herida, o incluso ante
una hemorragia nasal moderada.
En forma de
enjuagues y de colutorios, la infusión de corteza de encina permite aliviar o
incluso curar afecciones como la gingivitis, la faringitis o la amigdalitis. Se
debe tener la precaución de no tragar el líquido empleado para el tratamiento.
Por vía oral, los
mismos taninos de la encina permiten tratar diarreas, así como inflamaciones
del intestino.
Precauciones con el
uso de la corteza de Encina
Pese a las
propiedades medicinales de los taninos, que se encuentran mayoritariamente en
la corteza de la encina, su concentración es tan elevada como para ser
necesaria precaución en las dosis empleadas.