lunes, 20 de febrero de 2012

Nuestra Encina Centenaria

Hotel La Encina Centenaria






NUESTRA ENCINA

“Ya sé, encinas
campesinas,
que os pintaron, con lebreles,
elegantes y corceles,
los más egregios pinceles”.

                                      Antonio Machado

La encina ha acompañado desde sus comienzos la historia andaluza, penetrando en sus mitos, sus culturas, colaborando primero a la subsistencia de la población y posteriormente al desarrollo de formas económicas cada vez más complejas.
Estrabón, al hablar de los pueblos de la Península Ibérica, nos dice que éstos se nutrían la mayor parte del año de bellotas, las cuales, después de secas y trituradas, se molían para hacer un pan que podía guardarse largo tiempo.

En el discurso que dirige Don Quijote a los cabreros les dice que “comer bellotas es símbolo de la edad de oro”. La importancia del fruto de la encina como recurso económico, así como la robustez y longevidad, hizo de la encina un árbol mitológico; para los antiguos griegos, Zeus, el dios de los dioses, tenía una encina como vivienda cuando bajaba a la tierra.

Posiblemente, en tiempos muy pretéritos, la encina poblara más o menos uniformemente toda Andalucía excepto algunas zonas costeras y cumbres penibéticas. En la actualidad la encina ocupa más de 850.000 hectáreas en Andalucía, casi la tercera parte del encinar español.




Su indiferencia a las condiciones edafológicas y su rusticidad le permite vivir en casi cualquier tipo de terreno, excepto los muy salinos o yesosos, resistiendo fuertes sequías prolongadas. Se extiende desde el nivel del mar hasta los 2.000 metros de altitud en Sierra Nevada. Su óptimo se encuentra entre los 300 y los 700 metros, donde viven los mejores encinares para producción de frutos. La encontramos desde la Sierra de Alhamilla en Almería con poco más de 300 milímetros de lluvia, hasta la sierra hiperhúmeda de Cádiz con más de 2.000 milímetros.

Los pequeños bosquetes de encinas o árboles aislados, intercalados entre los cultivos, están desapareciendo debido a la mecanización e intensificación de la agricultura como consecuencia de una mentalidad productivista. Pero existen formas de degradación aún más intensas: la sustitución del encinar por otras especies en todo ajenas a la evolución serial de la vegetación. Es el caso de las repoblaciones de eucaliptos, llevadas a cabo durante los últimos años, que se hicieron en el área potencial del encinar.

Como beneficios directos, la encina produce fundamentalmente leña, frutos, madera y mejora de pastos. La montanera ha experimentado un auge creciente, después de varios años de depresión económica.

Aparte de estos beneficios más o menos cuantificables, la encina tiene una importancia fundamental por su papel ecológico y sus beneficios indirectos: mejora los suelos, constituye uno de los pilares fundamentales del ecosistema mediterráneo y alberga una de las comunidades faunísticas más variadas de Europa.
La potenciación de los distintos sectores productivos del encinar mediante mejoras genéticas para producción de fruto, selección de los árboles productores de semilla, injerto de variedades selectas, mejoras en la comercialización de leña y carbón vegetal y desarrollo de otros productos como licor de bellota o el aceite del mismo fruto, al parecer de excelente calidad, tendrá una incidencia favorable en la conservación y mejora de los encinares.

Olvidada, cuando no despreciada, por la política forestal de estos últimos años, la encina puede recuperar ahora el papel que le corresponde dentro del contexto mediterráneo. Y como dijo
“Bajo tu casta sombra,
encina vieja,
quiero sondar la fuente de mi vida
y sacar de los fangos de mi sombra
las esmeraldas líricas”.
Federico García Lorca







           

Propiedades de la Corteza de Encina

Beneficios para la salud de la Corteza de Encina usada como medicina natural para tratar variadas afecciones.

 La Encina es un árbol popular cuya corteza posee varias propiedades medicinales, siendo su infusión utilizada por la medicina natural para tratar problemas de piel, hemorroides, afecciones en la boca y garganta y más aún.
La Encina es un árbol que crece de manera natural en la mayoría de los países bañados por el mar mediterráneo. Sus frutos, llamados bellotas al igual que los frutos del roble, se han empleado tradicionalmente para alimentar al ganado.






Propiedades Medicinales de la Encina

Las propiedades medicinales de la encina son conocidas desde hace siglos por los pueblos donde estos árboles suelen estar presentes. La encina es muy rica en taninos, de propiedades astringentes, y de ahí su uso en remedios caseros para el tratamiento del acné y de la dermatitis seborreica.









Los beneficios de la encina en el tratamiento de afecciones cutáneas van más allá, gracias a su acción antiséptica. Por ello se emplean en el caso de hemorroides externas, para hacer baños de asiento, también si existe prurito vaginal y no es debido a una infección por hongos, o para aliviar las molestias asociadas a los sabañones.

Para finalizar, la encina favorece la coagulación de la sangre mediante su aplicación local, y por ello puede ser de utilidad cuando se produce una pequeña herida, o incluso ante una hemorragia nasal moderada.
En forma de enjuagues y de colutorios, la infusión de corteza de encina permite aliviar o incluso curar afecciones como la gingivitis, la faringitis o la amigdalitis. Se debe tener la precaución de no tragar el líquido empleado para el tratamiento.
Por vía oral, los mismos taninos de la encina permiten tratar diarreas, así como inflamaciones del intestino.

Precauciones con el uso de la corteza de Encina

Pese a las propiedades medicinales de los taninos, que se encuentran mayoritariamente en la corteza de la encina, su concentración es tan elevada como para ser necesaria precaución en las dosis empleadas.

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